Los productos finales derivados de la respiración son: calor, dióxido de carbono, vapor de agua y algunos compuestos aromáticos. Cuánto más rápido respira una fruta, más rápido «envejece», por lo que se reduce su preservabilidad. Durante mucho tiempo, la refrigeración fue el único método usado para mantener la frescura de la fruta y la verdura.
No fue hasta 1821 cuando Berard, un investigador de la fisiología vegetal, descubrió que la fruta almacenada en un ambiente de bajo nivel de oxígeno mostraba un metabolismo más lento. A principios del siglo XX, los investigadores Kidd y West definen científicamente el concepto de almacenamiento en atmósfera controlada, pero la A.C. no se introduce en el mercado hasta finales de la década de los 50, y lo hace de forma simultánea en Europa y EE. UU.Tanto la reducción del nivel de oxígeno en el espacio de almacenamiento como el aumento del nivel de dióxido de carbono disminuyen significativamente la intensidad respiratoria.
La A.C., combinada con las bajas temperaturas, actúa más profundamente en el metabolismo de las plantas, por ejemplo, reduciendo la producción de etileno por parte de la fruta, bloqueando la descomposición de la clorofila (el color verde), retrasando la hidrólisis de la pectina (que afecta a la dureza de la pulpa) y ralentizando la destrucción de las vitaminas y los ácidos.